Comunicado Oficial: Apelación resolución 010 de 2024

Comunicado Oficial:

El Equipo del Pueblo S.A informa a su hinchada, medios de comunicación y público en general que ha iniciado un procedimiento ante el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo), donde se presentó, basados en la normatividad legal deportiva aplicable para este tipo de casos, la apelación de la resolución 010 de 2024 emitida por la Comisión Disciplinaria de la Dimayor, en la cual se otorgaron 3 puntos al Junior FC de Barranquilla sin fundamento reglamentario alguno, y que nos dejó fuera de las instancias finales de la competencia. Así mismo se ha solicitado una medida cautelar que busca suspender las finales del fútbol profesional colombiano para este cierre de año, hasta que se notifique una decisión final por parte del TAS frente a este tema. Nuestro club cree firmemente en la institucionalidad donde los reglamentos deben aplicarse, eso sí, sin extralimitar las funciones de los comités internos del fútbol colombiano que últimamente y como es de conocimiento público, han entorpecido la competencia dentro de la cancha. El fútbol se debe jugar en el campo y los resultados no deben verse manchados por las actuaciones de algunos individuos disfrazados de hinchas, que con su violencia dañan la fiesta que vivimos en nuestros estadios. Finalmente, instamos a nuestra hinchada a apoyarnos en este proceso y a acompañar el equipo en el partido definitivo que enfrentaremos este domingo. Nos vemos mañana en el estadio Atanasio Girardot.

Sarmiento voló con pájaros de otro tiempo

Sarmiento voló con pájaros de otro tiempo

Por: Santiago Manuel Martínez La partida de Pedro Sarmiento trastornó mis emociones porque tras la muerte de un amigo no quedamos lo mismo. Nos quitan algo de nosotros. Pero como somos tan fuertes volvemos a nacer. Ya lo decía Gabriel García Márquez, “Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”. Pirer nació y creció en un barrio de clase media alta llamado La Matea, al occidente de Medellín. En la cancha de ese barrio jugó sus primeros partidos junto a Ricardo Eusse y otros amigos. Desde entonces armaba los equipos y elegía a los rivales. Siempre supo que sería futbolista profesional; aunque alcanzó a estudiar en la universidad, no fue un estudiante destacado. Lo suyo, en definitiva, era el fútbol. Lo descubrió pronto y fue escalando el éxito. Lo conocí en el Cosmos, un equipo de fútbol aficionado ligado al Atlético Nacional. Lo veía jugar desde la tribuna, pero nunca conversé con él. La fortuna tuvo su origen en la casualidad. Lo escuché hablar después de verlo jugar un partido, ya con el Atlético Nacional. Me pareció lúcido al querer explicarse desde su posición de centrocampista y hacerse comprender de quienes lo escuchábamos. Cuando terminó de hablarle a sus compañeros me le acerqué y encendió mi alma. En adelante sucedieron encuentros y cada uno era diferente. Le agradaba hacerme sentir bien. Yo buscaba la manera de hacerle saber que su sentimiento era correspondido. Hasta llegué a pensar que la amistad era algo instintivo. Como dos orfebres construimos una amistad con hilos de oro. Me valoraba y lo valoraba. Era como si él se viera en mí y yo en él. Éramos, uno al otro, espejos en la sinceridad y la transparencia. Espejo que mostraba la profundidad del alma. Nunca nos encontramos sin reírnos antes de abrazarnos. Nos retroalimentábamos. Ni siquiera el tiempo de las redes sociales y sus distancias reales pudo aniquilar las formas de nuestra amistad. Y mucho menos sus rituales. Porque sentíamos la necesidad de vivirnos de cerca y dedicarnos tiempo. “Cuando muere el contacto físico, muere una parte de nuestro ser”, solía decir. El fútbol es una bella excusa para hacer amigos. A Pedro le gustaban el rock de Los Beatles y la salsa brava, él se sentía el putas para bailar salsa. Cuando se fue a Cali me decía que se entrenaba para la pista. Decía que bailaba mejor que todos los paisas. También era un enfermo para jugar cartas y se salía de casillas cuando no ganaba. Se entrenaba menos para bailar que para jugar cartas. “Jugar y ganar”, repetía en la mesa. “Jugar y ganar”. “Jugar y ganar”. Y eso le salvó la vida. Me contó que en plena guerra de los combos violentos, siendo Director Técnico del Envigado, unos hombres armados lo secuestraron unas horas para presionarlo y que evitara el descenso del equipo. Lo trataban con lenguaje agresivo. Lo acorralaron. Lo menospreciaron. Lo amenazaron. Y él guardó serenidad ante las amenazas. Su reacción fue: “Mátenme, pero antes de matarme, ¿por qué no me dan una última oportunidad? Como en las películas”. ¡Les hizo reír! Se miraron entre ellos y entre sonrisas socarronas, los convenció. Perdió la camisa, los zapatos y el pantalón. Se quedó en bóxer. En horas de la madrugada lo despacharon, sin mucho que decir. “Lo cómico era que yo trotaba y me iban acompañando en varios carros. Hasta que dejaron de acompañarme”. ¡Tal era su capacidad de persuasión! Yo le decía “Pirer” (por aquello de Peter) o “Pedrada”, al igual que Gustavo Adolfo Chaverra. II Pasó encerrado el último partido de su vida. Yo quería hacer de mis narraciones poesía pura. Que mis ojos le fueran útiles, porque su realidad entre las cuatro paredes del hospital solo le permitía la compañía de Amparo, su escudera y almohada durante 46 años, y, según él, de quien “hicieron y tiraron el molde río abajo”. Como sabía de su sensibilidad, yo quería ver todo el tiempo por los ojos de él. Y, siempre me lo creí, él veía a través de los míos el mundo de afuera. Cuando yo salía de casa, a las seis de la mañana, Pedro parecía tener a alguien que le señalaba el momento preciso de llamarme. Mientras yo caminaba me llamaba y me preguntaba por dónde iba y para dónde. Y le hacía una relación de todos los aparatos del gimnasio. A él le llamaba la atención de que hubiera una elíptica en buenas condiciones. y así fue, me llamó y vivimos lo que se constituyó en lo más sublime de nuestra amistad. Hablamos de los canarios, de las cotorritas, de los pericos y del ruiseñor americano. Sentí que nuestra conversación le restauraba el destino. Él escucho los periquitos cantando, las cotorras enamorándose. Y distinguía los cantos. Se reía con esas conversaciones y me decía que sentía algo muy lindo con el canto de los pájaros. Y él entre risas, como encantado, me decía: Un día me llamó casi a las nueve de la mañana. Yo iba llegando a la esquina de la carrera 80 con 35, donde hay una panadería que a esa hora está llena. Antes de llegar escuchó el sonido de las motos. Al llegar a la panadería me pidió que me fijara si había bizcocho. Él se reía con nuestras conversaciones, mientras que yo tenía que hacer un gran esfuerzo para que él no notara que estaba llorando. Para los días de la última Eurocopa, nos veíamos los partidos juntos, pero a la distancia. Yo en mi habitación del apartamento, él en su cuarto de hospital. Y los estudiábamos, como siempre. Él ponía las tareas. Aquellos días me hablaba de jugadores que eran como él: incansables en la cancha. Y recordaba en triste pasado: “Yo quería ser como el sol, que nunca se cansa”. Y siempre me preguntaba por la luna de la noche anterior. A mí me hacían falta

“Yo pensaba en la hinchada y me levantaba”: German Cano

“Yo pensaba en la hinchada y me levantaba”: German Cano

Por Guillermo Zuluaga Ceballos Lo ves de pronto en la pantallita de un televisor mientras descansas: el chico viste una camiseta amarilla y cada ocho días es noticia: Gol de Pereira, Gol de Cano. Desde esa vez primera, la mirada entonces comienza a acostumbrarse y, sucede: ya no solo sabes que es Cano, sino que tiene un nombre largo fuerte: German Ezequiel. Y eso como que le va dando más corpus….y al cabo de unos meses, termina siendo uno de los goleadores del equipo matecaña y te atrevés a soñar: Se ha ido Jackson, se ido el otro: Cano podría ser el próximo goleador, por qué no, por el Medellín han pasado otros ídolos que llegan al país, y les ofrecen venir, y acá terminan: la cuidad tiene buena fama, la hinchada dentro del futbol colombiano tiene su pedigrí…. Y sucede, ya no recordás bien cómo, ni interesan tanto esos trámites tampoco, pero te dicen que para mediados de año, Cano se vestirá de rojo y azul. Te alegrás y hasta hacés planes de ir al estadio. Y en un momento, no tenés clara la fecha, pero el hombre se aparece por una tribuna, y recordás que lo viste un domingo en el Atanasio, el hombre viste el rojo intenso y está saludando tan amable en la tribuna y hasta lo saludás, te parece simpático,  y seguís viéndolo esa tarde gris arriba pero muy roja al lado y tanta fiesta, y el tipo tan sonriente, lleva una bebida en la mano,  sigue saludando y unas chicas hasta se atreven a hacerse la selfie con él, y él se les arrima un poco, no mucho, para qué…el tipo tiene su estampa, y su buen porte… Arranca el campeonato y aparece desde el vamos. Y cada tres cuatro ocho días se torna noticia….goles desde la izquierda, desde la derecha, por el centro, hasta se atreve a cabecear, hace una cabriola, y si no las mete, las corre todas;  y en menos de dos años ya es figura y ya empieza a trepar en el escalafón de los goleadores del torneo, y del equipo. Cano comienza a escribir su nombre y a  ser parte del club, del presente, a asegurarse casi un espacio ya en la historia de un equipo donde ya han sido figuras nombres de la talla del Charro, y del Grecco,  y el Corbatta, el Ponciano, el Pato, el Rambo, el Mao, el Choro, el Pelusa, el Pareja,…el David, el Jackson,… y crees, siempre crees, porque es lo que más te distingue, seguidor rojo,  que también su presente lo hará historia dentro del equipo.   Y entonces, por esas leyes inatajables del mercado –él es producto lo sabés-  sabes que se va a ir. A México dicen. Importa solo que se va. Y entonces pensás que no es justo por la hinchada ni por él porque no se ha alzado una copa aún y que se la merece, porque el hombre las corrió todas, las luchó todas, las metió casi todas para que el rojo campeonara,  y sin embargo…. Al cabo de uno dos años largos, el hijo que fue pródigo en goles vuelve a casa….y comienza de nuevo la historia que ya sabés, que el tipo la va a correr, la va a sudar, las va a meter. Ya se ve más cuajado físicamente, ya los treinta le aparecen en sus calendas, pero él no tiene problema, corre como en su primer partido de debut en el Lanús…y cada campeonato el equipo llega hasta bien cerca del título, y Cano está ahí, y se piensa en él, en su sacrificio, en sus goles, -porque valga decir que ha hecho tantos, que ya nadie ya hecho más que él, profesionalmente en el equipo- y que entonces él debe ser campeón, que se lo merece…y al final, como una especie de consuelo, la Copa Colombia de 2019, alcanza para paliar un poco, y de nuevo se va, por la puerta grande… y a un fútbol grande. Y el máximo goleador, ídolo del equipo, primero está unos días en Vasco Da Gama, es noticia por su docenita larga de goles y entonces ya miras en el noticiero los goles de Brasil y se habla de él y los periodistas lo mencionan como si fuera uno de los nuestros, un Falcao, un Borré, un Lucho Díaz, un Muriel,  haciendo goles y “dejando en alto el nombre de Colombia”…pero también tú lo sentís, que él no es extraño, extranja, extranjero, ha estado tanto, tanto aquí, ha sonado tan insistente eso de que en algún momento vestirá la tricolor de la selecciona nacional –máximo tributo, invento de la nacionalidad- que lo sentís próximo, prójimo y entonces te alegras cuando pasa al Flu,  y ya hará parte de la fiesta, pues siempre se ha dicho antes de la globalización y su Real y su Barza ecuménicos, que no hay clásico con más hinchas en el mundo, que ese derby carioca, entre el Flu y el Fla. En noviembre 2023 vas al estadio, hay una fiestica por los 110 años del equipo. Crees que el equipo por su historia se merece algo más, de pronto un cotejo con uno grande de América: de pronto un Santos, un Corinthians, un River, un Boca, un Independiente –duelo de Rojos, lo soñás- pero sería mucho pedir para una dirigencia que a veces,… piensa, no piensan…no piensas …en fin, vas al estadio, hay un duelo de viejas glorias, y la figura anunciada es él, pero no crees que vaya a dejar sus entrenos; el Flu está en la cima,  aún en competencia. Pero el hombre llega, no juega y sin embargo hace unos toquecitos en la cancha y da unas vueltas y la gente corea –coreas- su nombre con ganas, con gratitud, con agradecimiento….qué detalle, lo ves desde Occidental, dando una vuelta olímpica, y te imaginas lo que debe estar pensando con tremendo recibimiento…al otro día escribís en cualquier muro de esos virtuales que “quedó demostrado que a sus 110 años,

Dávila y Escorcia renovaron su vínculo con el Poderoso

Dávila y Escorcia renovaron su vínculo con el Poderoso

Durante el fin de semana se firmaron las renovaciones de los contratos de Andrés Dávila y Luis Fernando Escorcia. Dávila, delantero nacido el 18 de enero de 2007, que ya ha tenido minutos en el primer equipo y es el capitán de la categoría Sub 17 que disputa la final del Torneo Nacional de la categoría, firmó su vínculo con el rojo hasta diciembre de 2027. Por su parte, Luis Fernando Escorcia, el defensor central, nacido el 7 de enero de 2004 y que tras llegar del Real Cartagena, se ha ido ganando un puesto en las convocatorias del primer equipo, renovó con el conjunto rojo hasta diciembre de 2026. Nos complace seguir contando con Andrés y Luis Fernando en la Familia Poderosa por varios años más.

Crónica de partido: Remontada Roja en Bucaramanga

Crónica de partido: Remontada Roja en Bucaramanga

El Poderoso lo volvió a hacer y tuvo una épica remontada en el Estadio Américo Montanini. De un marcador 2-0, pasó a un 2-3. El sábado, Independiente Medellín visitó a Bucaramanga con el propósito claro de llevarse los tres puntos para mantener la ilusión de ingresar a los ocho mejores de la Liga colombiana. El conjunto local abrió el marcador desde los primeros 7 minutos de juego y aumentó la ventaja a los 38’, yéndose para el camerino con el triunfo parcial. Para la segunda parte, el panorama cambió. ‘Los Leopardos’ pasaron de la victoria a la derrota. A los 57’ Brayan León anotó el primero del rojo paisa. Minutos mas tarde, Luis Sandoval empató el compromiso y cuando todo parecía finalizar en igualdad, El Equipo del Pueblo sorprendió. En minutos de reposición, Brayan León apareció nuevamente para anotar su doblete y remontar de manera heroica el resultado. Los dirigidos por Alejandro Restrepo ganaron 3-2. El Decano permanece vivo en el rentado local, a falta de 3 fechas para que culmine el Todos contra Todos. Tiene 22 puntos y se ubica parcialmente en la décima posición. Galería de partido

Crónica del partido: El Rojo cayó en la ida

Independiente Medellín cayó (2-0) ante Nacional en el partido de ida de la Copa Betplay. Sin embargo, la serie sigue abierta y el finalista se conocerá con los Rojos de local. Con la posesión del balón del DIM durante el partido y remates peligrosos desde los primeros 5 minutos de juego, fue lo que evidenció el Atanasio con la hinchada ‘verdolaga’. El Equipo del Pueblo no pudo concretar en los diferentes acercamientos que tensionaron al portero David Ospina, pero sí generó mucha presión y los verdes se quedaron con la victoria parcial. La serie aún no termina y en compañía y aliento de la hinchada roja, el resultado podrá dar la vuelta.

Gracias eternas

Gracias eternas

Pedro Enrique Sarmiento Solís, siempre en el corazón de la hinchada Poderosa. Un año difícil para la memoria Roja, primero la ida de Víctor Luna, ahora Pedro, dos hombres que lograron que los hinchas rojos mencionaran su nombre y dibujaran una sonrisa en su rostro. En el corazón del Deportivo Independiente Medellín, Pedro Sarmiento dejó una huella imborrable, un legado de pasión y entrega que resonará por siempre en las gradas del Atanasio Girardot. Su liderazgo, marcado por la humildad y la sabiduría, guió al equipo a la gloria en el Torneo Apertura 2004, una estrella que brillará por siempre y con luz propia en el firmamento Poderoso. Sarmiento, con su mirada firme y su espíritu indomable, supo forjar un equipo unido, donde cada jugador encontraba en él no solo a un entrenador, sino a un mentor y amigo. Su paso por el DIM no fue solo una etapa, sino una epopeya escrita con sudor y lágrimas, una historia de lucha y perseverancia que inspirará a futuras generaciones. Hoy, mientras despedimos a Pedro Sarmiento, celebramos su vida y su legado, recordando cada momento de alegría y cada desafío superado bajo su dirección. Su espíritu vive en cada rincón del estadio, en cada cántico de la hinchada, y en cada gol que se grita con el alma. Sarmiento no solo nos enseñó a ganar, sino a creer en nosotros mismos, a luchar con el corazón y a nunca rendirnos. En su memoria, el Medallo sigue adelante, llevando consigo la esencia de un hombre que, con su sencillez y el empuje paisa, se convirtió en un símbolo eterno de nuestra pasión y orgullo. Desde 1956 hasta la eternidad♾️