Por: Daniel Henao
Columnista Invitado
Llegar al Atanasio, bajarse del metro, tomarse una cerveza o chuparse una paleta es el plan perfecto para un partido de domingo a las 3 de la tarde. Gorra y gafas para eludir los inclementes rayos del sol. Ir de la mano con el abuelo, el papá o la novia mientras la atmósfera toma olor a carbón y se empieza a escuchar La Murga con sus bombos y trompetas, es el paisaje que nos enamoró de ver fútbol en Medellín.
En esta oportunidad, donde el poderoso recibe en su recinto a Independiente Santa Fe, no se tendrá ese marco. Sanción al máximo escenario de los antioqueños que privó a la fanaticada roja de ver nuevamente al decano. La octava fecha del fútbol colombiano en la capital de la montaña será a puerta cerrada.
Allí el Deportivo Independiente Medellín buscará dejar atrás el cachetazo y la eliminación de copa entre semana a manos del Cali. El duelo de rojos de hoy será una lucha de necesitados. Los capitalinos ya cambiaron de técnico y comienzan un nuevo proceso, que aún está en pañales. Por su parte los paisas con solo una victoria este semestre por liga, deberán, ante el frío cemento, como nos acostumbramos a ver el fútbol en pandemia, sacar fuerzas de la adversidad, armarse de valor y fútbol para sumar tres puntos.
Cerca de la mitad del torneo el poderoso solo ha sumado el 33% de los puntos, siete. Para aspirar nuevamente a luchar por el título liguero tendrá, por los menos, que alcanzar el 50% de rendimiento. Es decir, de los trece juegos que restan, contando el de hoy con Santa Fe, ganar mínimo ocho.
Inclusive si Medellín llega a esa cifra no asegura su presencia entre los ocho mejores de Colombia. Si quiere lograr después de tres años nuevamente esa clasificación, deberá pensar solo en victorias, no mirar la tabla y comenzar hoy doblegando a un León herido. Pelear por el único certamen en el que aún tiene oportunidad en el 2021 para el poderoso y su hinchada, es una obligación.