Hoy juega el Poderoso |
Todos resucitamos cada uno de los días, libramos la batalla ante la noche, sacándonos de los sueños, dejando de lado el peligro y el asombro de caer en ellos. Somos los desterrados hijos de los perros mudos, los emberáes que resisten las tormentas que preceden a los huracanes más fuertes.
La vida son parpadeos, hay que saberlos aprovechar, hacerlos amigos y conocer todos sus secretos. El símil de esa pasión es el orden y la táctica, movimientos de los ojos que danzan al compás de las indicaciones. El pasto habrá crecido desde que no nos vemos, lo que pudo haber sido hoy vuelve a estar en juego.
Prendimos la luz y encendimos el sol, el fuego ahora sí nos está quemando para indicarnos que nuestra hora ha de llegar pronto, la misma que pone a los sabios y los justos en principio de la montaña y que despeja el viento de la cascada.
Vamos, Poderoso; por muchas alegrías.