Hoy juega el Poderoso |
De un lado hacia el otro, Cartago Viejo en la primera llamada de las conquistas arrasadoras. Desembarcamos en la mitad del puerto, con la medicina para el alma de los que se juegan más que tres puntos en hospitales y clínicas. Nadie nos regaló nada, absolutamente nada, y así seguimos a paso y paso entre todos los valles.
Renacemos en cada jornada, con pocos arrieros a nuestro andar, pero con la satisfacción de hacer las cosas como Dios y el fútbol mandan. Somos hermanos, sangre que combinamos para defender las costumbres, las raíces, las enseñanzas y los valores de los que estamos orgullosos.
Acá estamos de nuevo mi amor correspondido, cazando el sol al vuelo sin darte por perdido. Reaparece en el firmamento la sonrisa de los que llevamos tatuados en el pecho y grabados en un corazón que no se explota porque el de arriba es muy grande.
Va por todos los que en casa se recuperan.
Vamos, Poderoso; por muchas alegrías.